Experimento de Atención Plena (Mindfulness)

26.09.2017

"Enamórate de todo. Enamórate de cada cosa que haces, de cada lugar en el que estás, de cada persona con la que te cruzas...", es un mensaje que me encanta pero entiendo que no sea sencillo conseguir lo que propone sin un poco de práctica.

La principal complicación para conseguirlo es lo que yo llamo la "lista mental". Nuestra mente suele manejar una lista, más o menos larga, de tareas por hacer. Eso nos impide fundirnos con la tarea actual por dos razones. Una es la presión que ejercen las tareas que se avecinan y otra es que, cuando surge algo que nos fluye, tal vez lo que hagamos sea colocarlo como otra tarea más de la lista, pero cuando llega su momento la magia se ha perdido.

La lista puede ser tan grande que aturda, que llegue a paralizar de tantísimas tareas que tenemos por hacer. O también puede ser tan corta que nos provoque ansiedad, "¡¿Y ahora qué hago!?" (es curiosa la frecuencia con que fumar es la respuesta a esta pregunta). La mente se pone nerviosa si esa lista amenaza con acabarse, en ese estado es difícil estar en paz con nosotros mismos. Hay que mostrar a la mente la realidad: podemos encontrar mucha paz cuando esa lista se agota, como en el experimento que propongo.

La atención plena tiene que ver con esto, es una manera de detenerse, desintegrar esa lista y fundirnos con lo que tenemos entre manos ahora mismo. Además, ese tiempo en el que paramos, puede resultar muy sabroso, y desde él elegiremos hacer sólo lo que sintamos. ¡Qué armonía!

El experimento que propongo para centrarse en el presente es muy sencillo. Se trata de darse una ducha totalmente a oscuras. Y vivir esa experiencia a fondo. Por favor, nada de resbalarse o borraré el post y negaré tener algo que ver. Es broma.

Tendrás que guiarte por el tacto para encontrar el gel, para cambiar la temperatura del agua y un montón de cosas más que puede que lleves tiempo haciendo de forma automática. Será una ducha consciente y verás lo bien que sienta. Comprobado. ¿Qué, te atreves a probar?

¡Feliz ducha consciente!

© 2016 Pablo Fernández Olea
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